Título: Pequeños Grandes Gestos por la tolerancia
Autor: Francisco
Llorca
Ilustrador: Elena Hormiga
Colección: Pequeños
grandes gestos
Editorial: ALBA
Páginas: 30
ISBN: 9788490652374
Francisco
Llorca nos brinda una serie de lecciones de vida a través de diversos
capítulos, independientes entre ellos, pero que comparten un denominador común:
la tolerancia. Diferentes historias verídicas (once, concretamente) que nos
demuestran que todavía se puede tener mucha esperanza en la humanidad.
La
primera de ellas se titula “Ir a clase”, y nos explica la heroicidad de una
profesora que en los años 60 le impartió clases a una niña negra que se quedó
sola cuando los padres de los demás niños, blancos, cambiaran de colegio a sus
hijos. Basado en los conflictos y
superacion.
La
siguiente historia se llama “Tocar un instrumento”, y toca un tema tan delicado
como el del conflicto entre palestinos e israelís, pero nos demuestra que
llegar a la paz no sería tan difícil si hubieran más personas como Edward Said
(palestino) y Daniel Barenboim (israelí), capaces de unir a muchos músicos que
comparten sus orígenes y poder construir una gran orquesta.
Luego
hay diferentes historias también conmovedoras como la de “Regalar una flor”,
con una humilde mujer y unos militares en contra de la dictadura portuguesa
como protagonistas, “Aceptar”, que nos cuenta la aceptación de unos padres
estadounidenses a su hija, o “Enseñar”, que nos habla de una joven afgana que
pasó su infancia en un campo de refugiados a causa de la guerra y acabó creando
una escuela para mujeres, ilegal hasta que el régimen talibán llegó a su fin.
“Acoger”
nos explica la honradez que tiene el dueño de un hotel para, como indica el
nombre del capítulo, acoger a personas perseguidas. “Casarse” va sobre algo tan
simple como el matrimonio homosexual pero tan complicado de admitir para las
sociedades de antaño.
Una
historia que me ha llamado mucho la atención es la de “Proteger”, en la que se
expone lo que hizo un joven musulmán llamado Lassana, que trabajaba en un
supermercado judío y salvó a sus dueños de un fundamentalista armado.
“Bailar”
nos inspira mucho buen rollo, con su protagonista uniendo a todo tipo de
personas para bailar y escuchar música, “Defender a un rival” nos muestra como
un jugador de fútbol consiguió salvar a un compañero de profesión que estaba
siendo detenido, en un contexto de Guerra Civil, y finalmente está “Anudar un
pañuelo”, que prefirió “morir de pie que vivir de rodillas” ya que siendo kurda
jamás dejó el discurso a favor de la hermandad entre pueblos, y acabó en la
cárcel.
Opino
que este libro es maravilloso, y que lo pueden leer tanto niños de a partir de
8 o 9 años como cualquier persona adulta. Da la opción de ver que, a pesar de
que actualmente y siempre ha habido problemas y dificultades en la sociedad en
la que vivimos y en todo el mundo, por otra parte siempre habrá personas con un
corazón más grande de lo normal, que lo dan todo para ayudar a personas que
necesitan un apoyo. Quizás este libro va un poco de más a menos, pero es que
realmente es complicado que todas las historias sean tan apasionantes como las
dos primeras. Aun así, todas y cada una de ellas me han permitido reflexionar
mucho, y si tuviera que destacar alguna probablemente sería la de “Proteger”,
del joven musulmán, ya que estos hechos contribuyen a poder confiar en los
demás seres humanos y no dejar de hacerlo
Gabriel Izcovich
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