Autor: Kate
Bernheimer
Ilustrador:
Jake Parker
Editorial: Picarona(Obelisco)
Páginas: 40
ISBN:
9788494154973
Había una vez una niña que no quería cepillarse el
cabello.
Una niña preciosa con una larga cabellera alborotada y una
muñeca pelona que cada noche se coloca la toalla a modo de turbante después de
bañarse y sueña a ser una gran reina.
Pero esta práctica traerá una cadena de inesperados e
igualmente sorprendentes acontecimientos que le darán más de un dolor de
cabeza.
Esta historia, que a priori nos podría parecer una más para
aleccionar sobre la importancia de la higiene personal, nos sorprende con un
giro inesperado convirtiéndola en aquellas que más me gustan. Gracias a las reglas particulares que rigen la
fantasía, la niña se verá rodeada de unos nuevos amigos pero también de una
situación en la cual se enfrenta al rechazo de su entorno y al dilema de los
límites de la amistad.
Cuando “la niña que no quería cepillarse el cabello” llegó a
mis manos, me atrajo al instante. Una preciosa niña con ratoncitos jugando en
su pelo me sonreía invitándome a conocerla mejor. Pero no fue solo a mí a la
que encandiló. En varios de nuestros “picnics de libros” como en el Festival
Petits! Grans! Llibres! pude observar cómo provocaba el mismo efecto (sobre
todo en niñas con similar edad a la protagonista). Luego, empezaban a leer…
Uno de los secretos de este álbum ilustrado es, sin duda, la
ilustración. Jake Parker consigue un personaje dulce, cercano y soñador capaz
de transmitir en cada escena sus emociones.
Por otro lado, creo que lo que más me llamó la atención de esta historia
fue la actitud de los padres. Ella empezó a dejarse de cepillar el cabello como
reivindicación de su personalidad. Para crecer necesitamos distinguirnos de la
figura de autoridad que tenemos en frente, desafiar algunas normas. En este
caso, aunque no sin quejas, no le obligan a lo contrario y, gracias a eso, se
enfrenta sola a conflictos de los cuales no hubiera estado expuesta.
¿Que pasaría si mañana decidiéramos ir en zapatillas a trabajar o comer a todas horas nuestra comida favorita? Os animo a empezar este juego en casa o en la escuela, un truquillo para la creación literaria del que seguro que nacerán historias tan ricas como La niña que no quería cepillarse el cabello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario