Título: ¡Corre a casa,
ratoncito!
Autor: Britta Teckentrup
Ilustrador: Britta Teckentrup Editorial: Lóguez 2013
Págs: 34
Soporte: Cartón. Álbum troquelado
ISBN: 978-84-96646-92-6
Edad recomendada: De 0 a 5 años
Britta Teckentrup también autora de “123 Animales” y
ilustradora de cuentos para pre-lectores, consigue en “¡Corre a casa,
ratoncito!” trasladarnos a la oscuridad del bosque, iluminado por la brillante
luna llena. Gracias al troquelado como recurso muy bien utilizado, la negra
noche solo nos dejará ver al ratoncito y a diferentes ojos que nos observan fijamente.
Al pasar la página, descubriremos a aquel que nos espera.
He escogido este cuento dirigido a los más pequeños como
ejemplo de que crear cuentos para bebés no significa que estos no puedan tratar
grandes temas como el miedo. Jugando, porque es como el niño pequeño interactúa
con el cuento, será el acompañante en la aventura del ratón. Se permitirá pasar
miedo con él desde la seguridad del cuento y la distancia del personaje, y
podrá volver a él siempre que quiera para experimentar esta emoción.
Cuando tratamos el miedo con los más pequeños el ilustrador
tiene, como siempre, una gran responsabilidad. En este caso, la oscuridad es a
veces casi total pero permite tocar solo los ojos del enemigo a través del
troquelado, para pasar posteriormente a descubrirnos un animal nada feroz que
nos aguarda.
Otro de los recursos muy hábilmente utilizado es repetición
de una frase que nos asegura la acción y ayuda a interactuar en la historia. Con
una misma frase: “¡Corre a casa, ratoncito, corre tan deprisa como puedas!” el
pequeño siempre conseguirá escapar sano y salvo.
A igual que la falda del
padre/madre es el lugar más seguro para escuchar un cuento, el ratoncito
también encontrará ese hogar en el calor de la familia que le espera al final
de su trepidante aventura.
Desde la reciente edición de este cuento, lo he podido
explicar a bebés y en sesiones de cuentos para niños hasta 5 años. Siempre es
un juego descubrir quién nos aguarda detrás de esos ojos brillantes, y los que
tenéis hijos pequeños o trabajáis con bebés, sabéis que esta es lo primero que
les llama la atención y quieren tocar con sus pequeños deditos. Por otro lado,
entre los 18 y 24 meses, los pequeños empiezan a vivir el miedo como emoción más
intensa. Jugar con el ratoncito y acompañarle en su aventura puede ser una
experiencia liberadora en esta etapa.
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